Los lactobacilos son bacterias beneficiosas que dominan la microbiota de la vagina en condiciones sanas. Estas bacterias desempeñan un papel crucial en el mantenimiento de un entorno vaginal sano y en la protección frente a las infecciones.

La administración de Lactobacillus como coadyuvante en estrategias para prevenir la recurrencia de infecciones se utiliza para mantener el ecosistema vaginal ácido mediante la producción de ácido láctico que crea un pH inferior a 7 para ayudar a prevenir el crecimiento de microorganismos que pueden ser perjudiciales. La producción de peróxido de oxígeno, bactericidas y proteínas de unión a la superficie por parte de estos Lactobacillus inhibe la adhesión a las células uroepiteliales.

En este blog, exploraremos las propiedades antimicrobianas de los lactobacilos, su capacidad para producir sustancias proteináceas que inhiben a los patógenos, y las condiciones patológicas que pueden surgir de un desequilibrio en la microbiota vaginal

Los lactobacilos como productores de sustancias proteínicas antimicrobianas

Se ha comprobado que Lactobacillus plantarum tiene una amplia actividad antimicrobiana contra diversos patógenos, como Salmonella typhimurium, Escherichia coli, Listeria monocytogenes y Staphylococcus aureus. La actividad antimicrobiana de L. plantarum se debe a la producción de ácidos orgánicos y bacteriocina, que pueden reducir la población de patógenos en ensayos de inhibición de cultivos mixtos.

La producción de ácido láctico facilita la liberación de componentes del sistema inmunitario innato que inhiben el crecimiento de otros microorganismos, y los lactobacilos actúan como barrera mecánica al unirse a la superficie de las células epiteliales vaginales, impidiendo la adhesión de otras bacterias que podrían afectar a estas células.

Además del ácido láctico, los lactobacilos producen varias sustancias proteínicas con propiedades antimicrobianas, como las bacteriocinas y los péptidos antimicrobianos. Estas sustancias son esenciales para combatir los microorganismos patógenos. Las bacteriocinas, por ejemplo, son lipoproteínas que pueden perforar las membranas celulares de las bacterias competidoras, provocando su lisis y muerte. Este mecanismo no sólo ayuda a mantener el predominio de los lactobacilos en la microbiota vaginal, sino que también protege contra la colonización y proliferación de patógenos.

Patologías asociadas a una microbiota vaginal anormal

Un equilibrio saludable de la microbiota vaginal es vital para la salud reproductiva y general de la mujer. Sin embargo, diversos factores como los cambios hormonales, el uso de antibióticos, la higiene excesiva, entre otros, pueden alterar el equilibrio, disminuyendo la población de lactobacilli y permitiendo el crecimiento de microorganismos no deseados. Esto puede dar lugar a diversas condiciones patológicas:

- Vaginosis bacteriana (VB): 

Es la infección vaginal más frecuente en las mujeres en edad reproductiva. Se caracteriza por una disminución de los lactobacilos y un aumento de las bacterias anaerobias.

Los síntomas incluyen flujo vaginal, olor y molestias.

- Candidiasis vaginal: 

Aunque no está directamente causado por una disminución de los lactobacilos, el cambio en el pH vaginal puede favorecer el crecimiento excesivo de hongos como la Candida, causando infecciones y síntomas como dolor o molestias al orinar, dolor durante las relaciones sexuales y flujo vaginal anormal.

- Infecciones de transmisión sexual (ITS): 

Una disminución de la barrera antimicrobiana de los lactobacilli puede hacer que la vagina sea más susceptible a ITS como la clamidia y la gonorrea.

Mantener una microbiota vaginal sana

Para mantener la salud de la microbiota vaginal y el predominio de los lactobacilli, se recomiendan prácticas como las siguientes:

- Dieta equilibrada: 

Consumir alimentos ricos en probióticos (como yogur, chucrut, kéfir, tempeh...) puede ayudar a reforzar la población de lactobacilli:

- Higiene adecuada: 

Evite las duchas vaginales y el uso excesivo de productos de higiene íntima que puedan alterar el pH vaginal.

- Visitas regulares: 

Visitar al ginecólogo con regularidad permite vigilar y mantener la salud vaginal, lo que permite intervenir a tiempo si la microbiota se desequilibra.

Conclusión

Los lactobacilos no sólo son esenciales para mantener un pH vaginal saludable, sino que también producen sustancias antimicrobianas que protegen contra las infecciones. Un desequilibrio de estos microorganismos esenciales puede provocar problemas de salud. Por lo tanto, es fundamental adoptar prácticas que favorezcan la salud de la microbiota vaginal para protegerse de estas afecciones. 

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